Sólo por hoy trataré de pasar el día, sin esperar resolver el problema de toda mi vida en un momento. Sólo durante veinticuatro horas puedo proponerme hacer algo que me espantaría, si creyera tener que seguir haciéndolo durante toda la vida.
Sólo por hoy seré feliz. Esta verdad que dijo Abraham Lincoln: “Casi todo el mundo es tan feliz como se propone”, hoy la pondré en práctica.
Sólo por hoy me ajustaré a lo que es, sin tratar de amoldar todo de acuerdo con mis deseos. Tomaré la “suerte” como venga y me acoplaré a ella.
Sólo por hoy trataré de fortalecer mi mente. Estudiaré. Aprenderé algo útil. No seré un apático mental. Leeré algo que requiera esfuerzo, pensamiento y concentración.
Sólo por hoy ejercitaré mi alma en tres formas: Le haré un bien a alguien sin esperar recompensa y sin que nadie lo sepa; si alguien se enterara, esto no contará. Haré por lo menos dos cosas que no quiera hacer, sólo como un ejercicio. No le demostraré a nadie que mis sentimientos han sido heridos; puedo estarlo, pero hoy no lo demostraré.
Sólo por hoy tendré un programa a seguir. Quizá no lo siga con exactitud, pero lo tendré. Me salvaré de dos plagas: la Prisa y la Indecisión.
Sólo por hoy seré agradable. Me mostraré lo mejor que pueda, vestiré apropiadamente, hablaré en voz baja, actuaré cortésmente, no haré crítica alguna, no le encontraré faltas a nada, y trataré de no superar ni dirigir a nadie más que a mí mismo.
Sólo por hoy me tomaré media hora de calma para mí mismo, y estaré sin tensión. En algún momento, durante esa media hora, trataré de tomar una mejor perspectiva de mi vida.
Sólo por hoy no tendré miedo. Trataré especialmente de no sentir miedo a disfrutar de lo que es bello, y creer que del mundo he de recibir de acuerdo a lo que le dé.
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